Durante los últimos días, una simple valla publicitaria con las letras J-P-M en Bogotá ha causado una verdadera revolución. Basta una combinación de iniciales, un guiño sutil y el lugar correcto para detonar una tormenta de emociones. Desde redes sociales hasta foros de fanáticos, la pregunta ha sido la misma: ¿Juan Pablo Montoya vuelve a la Fórmula 1?
Heineken, una de las marcas más fuertes vinculadas al universo de la F1, ha confirmado su autoría, pero también ha sido clara: no se trata del regreso del piloto colombiano. Entonces, ¿qué busca realmente esta campaña?
La emoción no está solo en la pista: el marketing emocional toma la delantera
No es casualidad que esta activación haya sucedido en Colombia. Juan Pablo Montoya no solo es uno de los nombres más importantes del automovilismo internacional, sino un ícono para generaciones de fanáticos colombianos que vibraron con cada adelantamiento, cada podio y cada carrera en su carrera profesional.
Heineken sabe exactamente lo que hace. No se trata de una acción sin rumbo. Al contrario: es una estrategia de marketing emocional poderosa, diseñada para conectar desde el recuerdo, la nostalgia y la identidad.
Tal como lo expresó Sergio Guevara, gerente de marca en Colombia, “JPM puede significar muchas cosas”. Y aunque no se trate de un anuncio oficial ni de una colaboración con Montoya, el objetivo fue claro: crear conversación, revivir memorias y despertar emociones.
Heineken y la Fórmula 1: una alianza que va más allá de la pista
Heineken lleva años consolidándose como patrocinador global de la Fórmula 1, apostándole a una relación de largo aliento con este deporte. Pero más allá de estar presente en eventos y transmisiones, lo que busca la marca es estar presente en la mente y en la conversación de los aficionados.
La activación de la valla “JPM” es solo un ejemplo de cómo hoy las marcas no solo venden productos, sino experiencias culturales. Una simple imagen puede disparar hipótesis, alimentar foros de debate y llevar a miles de personas a reflexionar sobre lo que sienten, extrañan o esperan del deporte.
Y en eso, Heineken ha dado en el blanco.

La cerveza sin alcohol: una tendencia en alza que Heineken lidera
Mientras los rumores sobre Montoya circulaban a velocidad de carrera, Heineken también continúa con otra apuesta estratégica: la expansión del consumo de cerveza sin alcohol en Colombia y el mundo.
Con su campaña global ‘0.0 Reasons Needed’, la marca envía un mensaje contundente: no necesitas una excusa para disfrutar. Esta línea de comunicación, que ha tenido gran acogida en mercados europeos y asiáticos, ahora busca posicionarse con fuerza en América Latina.
La idea es simple, pero poderosa: Heineken 0.0 ofrece la misma experiencia de sabor que su versión tradicional, pero sin alcohol. ¿El resultado? Una opción ideal para quienes quieren seguir disfrutando de una cerveza, pero alineada con un estilo de vida más saludable, más consciente, o simplemente diferente.
El auge global de la cerveza 0.0: cifras que no dejan lugar a dudas
Las estadísticas respaldan esta tendencia. De acuerdo con Statista, los ingresos globales del mercado de cerveza sin alcohol superaron los USD 35.000 millones en 2024, combinando ventas en supermercados, tiendas y puntos de consumo fuera del hogar como bares y restaurantes.
Este crecimiento no es menor. Representa una transformación silenciosa pero contundente en los hábitos de consumo, en la forma de celebrar y socializar. Lo que antes era una categoría marginal, hoy es uno de los segmentos más dinámicos del mercado de bebidas.
En Colombia, el cambio también se hace sentir. Cada vez más consumidores buscan alternativas que les permitan disfrutar del sabor sin preocuparse por los efectos del alcohol. Heineken 0.0 entra aquí como la opción premium que marca la diferencia.
Un mercado que valora la libertad de elección
Lo interesante de esta tendencia es que no se trata de renuncia, sino de elección. Los consumidores de cerveza sin alcohol no lo hacen porque “no puedan” tomar alcohol, sino porque quieren tener el control. Quieren disfrutar sin restricciones. Quieren poder conducir, trabajar, entrenar o simplemente relajarse sin compromisos.
Este cambio de mentalidad conecta perfectamente con las nuevas generaciones. Millennials y centennials, en particular, valoran cada vez más las marcas que entienden su estilo de vida. Ya no se trata solo de vender un producto: hay que alinearse con los valores, las causas y las emociones de quienes lo consumen.
¿Qué significa realmente “JPM” para Heineken?
Volviendo al misterio de las letras, Heineken juega deliberadamente con la ambigüedad. JPM podría ser Juan Pablo Montoya. O Juliana, Pedro y Martínez, como bromeó su gerente de marca. La clave está en el mensaje: el poder de la interpretación es del público.
Con esto, Heineken no solo promueve su producto, sino que reafirma su posición como una marca que entiende el poder de la narrativa. Que conecta desde lo emocional, desde lo inesperado y desde el juego. Y que al mismo tiempo, está liderando una transformación real en el consumo de bebidas.
Más que una campaña: un reflejo de una nueva era del marketing
Esta acción con “JPM” es parte de un fenómeno más amplio. Las marcas hoy necesitan generar conversación y ser parte de la cultura. No basta con estar en la góndola o en un comercial. Deben ser relevantes, impredecibles y profundamente humanas.
La Fórmula 1, como espectáculo global, representa velocidad, precisión, emoción… y también recuerdos. Juan Pablo Montoya, para muchos colombianos, es sinónimo de orgullo, de pasión, de gloria. Activar esas emociones es una jugada inteligente.
Y Heineken, con solo tres letras, lo logró.
¿Qué sigue para la marca en Colombia?
La estrategia de Heineken en Colombia parece clara: seguir posicionándose como una marca que entiende el momento cultural del país, que ofrece alternativas modernas y que no teme jugar con la imaginación del público.
Además de impulsar el segmento 0.0, se espera que la marca continúe con activaciones que conecten con diferentes comunidades, desde los amantes del deporte hasta los que priorizan bienestar, sostenibilidad y autenticidad.
Por ahora, la conversación sobre “JPM” sigue viva. Y aunque Montoya no regrese a la F1, el verdadero regreso ha sido el de nuestra emoción colectiva por este deporte.