En un momento clave para la industria automotriz mundial, Nissan y la gigante tecnológica Foxconn están evaluando una colaboración sin precedentes. ¿El objetivo? Convertir la planta japonesa de Oppama en un centro de producción de vehículos eléctricos (EV). Si el acuerdo se concreta, podría salvar miles de empleos, evitar el cierre de instalaciones y reforzar la posición de ambas compañías en la transición hacia la electromovilidad.
Un giro inesperado: Nissan busca socios para sobrevivir
La iniciativa surge en un contexto complicado. Nissan está inmersa en una reestructuración global que implica el cierre de 7 de sus 17 fábricas y la eliminación de alrededor del 15% de su plantilla. Este plan, liderado por el CEO Iván Espinosa, pone en jaque a varias instalaciones, entre ellas la icónica planta de Oppama, en Yokosuka, al sur de Tokio.

Con más de 3.900 empleados en juego, el posible acuerdo con Foxconn podría representar mucho más que una alianza empresarial: sería una tabla de salvación para la economía local y una estrategia clave para amortiguar el impacto del rediseño corporativo de Nissan.
¿Por qué Foxconn? El gigante que quiere conquistar el mundo eléctrico
Foxconn es ampliamente conocida por ser la fabricante de productos Apple, como el iPhone. Sin embargo, en los últimos años ha buscado diversificar su negocio, apuntando con fuerza al sector de la movilidad eléctrica. ¿La razón? El futuro ya no está en los teléfonos… sino en los autos eléctricos.
La empresa taiwanesa lleva tiempo desarrollando su propia plataforma de EV y firmando acuerdos con diversas marcas automotrices. Su objetivo es claro: convertirse en un proveedor clave en la cadena de valor de la electrificación global.
En ese camino, una alianza con Nissan podría ofrecerle la infraestructura necesaria y acceso a talento automotrizaltamente especializado. Para Nissan, en cambio, esta colaboración representaría una oportunidad de mantener activa una planta clave sin incurrir en gastos adicionales de producción.
El caso Oppama: más que una planta, un símbolo
La planta de Oppama no es cualquier fábrica. Desde su fundación, ha sido un centro estratégico para Nissan. Ha producido algunos de los modelos más importantes de la marca y simboliza la capacidad industrial japonesa en el mundo automotriz.
Cerrar Oppama no solo afectaría a miles de familias. También representaría una pérdida emocional y estratégica. Por eso, la propuesta de Foxconn aparece como una solución elegante y oportuna: mantener la infraestructura viva, cambiar el enfoque de producción y preservar los empleos.
Conversaciones en marcha, pero sin confirmación oficial
Aunque el diario Nikkei fue el primero en reportar estas negociaciones, ni Nissan ni Foxconn han confirmado oficialmente el acuerdo. De hecho, Nissan negó que la filtración proviniera de información oficial, mientras que Foxconn ha optado por guardar silencio.
Aun así, las fuentes cercanas al tema aseguran que las conversaciones están en fase preliminar, aunque avanzan con interés mutuo. Es probable que ambas partes estén midiendo con cautela los riesgos y beneficios antes de dar un paso público.

Mitsubishi también entra en el juego
La posible alianza entre Nissan y Foxconn no es un hecho aislado. Mitsubishi Motors, que forma parte de la alianza Renault-Nissan-Mitsubishi, ya ha firmado un memorando de entendimiento con una filial de Foxconn. El objetivo: lanzar un vehículo eléctrico global en 2026.
Este movimiento refuerza la idea de que Foxconn está apostando con fuerza por convertirse en un jugador clave en la industria automotriz eléctrica. Y para eso, necesita alianzas con marcas tradicionales que ya tienen infraestructura, experiencia y conocimiento del sector.
¿Qué se produciría en Oppama?
Aunque no se han dado detalles específicos sobre qué modelos podrían fabricarse en la planta japonesa, se especula que Foxconn utilizaría su propia plataforma de vehículos eléctricos. También podría servir como una base de producción flexible para múltiples marcas asociadas.
Este modelo de negocio permitiría optimizar los costes de producción y acelerar los tiempos de desarrollo. Al estilo de lo que ha hecho Magna Steyr en Europa o lo que pretende hacer BYD en América Latina, Foxconn busca ser el “constructor fantasma” de la nueva era eléctrica.

Un modelo que podría replicarse en todo el mundo
Si el acuerdo entre Nissan y Foxconn prospera, estaríamos ante un nuevo tipo de colaboración industrial. No se trataría de una fusión ni una adquisición, sino de una asociación funcional con beneficios claros para ambas partes:
- Para Nissan: continuidad operativa, ahorro de costes y mantenimiento de empleos.
- Para Foxconn: acceso a infraestructura y experiencia para consolidarse como fabricante de EV.
Este modelo podría marcar tendencia en la industria automotriz, especialmente en países donde las plantas están infrautilizadas o en riesgo de cierre.
El futuro: electrificación, alianzas y supervivencia
La industria automotriz ya no se mueve al ritmo tradicional. Los vehículos eléctricos, la automatización, la sostenibilidad y la conectividad están redefiniendo las reglas del juego. En este nuevo escenario, las marcas que no evolucionen están condenadas a desaparecer.
Nissan lo sabe. Foxconn también. Por eso están explorando fórmulas innovadoras que no solo aseguren su permanencia, sino que les permitan competir con gigantes como Tesla, BYD y los nuevos fabricantes chinos.

¿Qué implicaría este acuerdo para Japón?
Desde un punto de vista macroeconómico, el posible acuerdo representa una inyección de esperanza para el sector automotriz japonés. La industria ha estado perdiendo terreno frente a rivales chinos y estadounidenses. Y mantener activa una planta como Oppama enviaría una señal de fortaleza y capacidad de adaptación.
Además, la colaboración con Foxconn podría abrir nuevas puertas para la tecnología automotriz japonesa, aprovechando el know-how tecnológico taiwanés en semiconductores, baterías y sistemas inteligentes.
Una historia en desarrollo: ¿acuerdo histórico o solo humo?
Por ahora, no hay nada firmado. Pero las conversaciones entre Nissan y Foxconn podrían representar un punto de inflexión para la industria automotriz japonesa. Si se concreta, este acuerdo no solo cambiará el destino de Oppama, sino que podría inspirar a otras marcas a repensar sus modelos de producción en tiempos de disrupción eléctrica.
Nos encontramos ante una historia viva, que se escribe día a día. Y que, si termina con éxito, será recordada como el momento en que Japón, Foxconn y Nissan se reinventaron juntos para competir en el futuro de la movilidad.