Ford Maverick llegaba a Colombia en versiones completamente híbridas. Y vaya que merece la pena hablar de ella. Esto no es solo una pick-up más. Es una declaración de intenciones disfrazada de mini pick-up. Acompáñame a descubrir por qué…

Primeras impresiones de la Ford Maverick Híbrida
Lo confieso: al principio era escéptico. ¿Una pick-up híbrida? ¿Qué tan útil puede ser eso en un país como Colombia, donde aún muchos prefieren motores diésel para sentir poder bajo el pie derecho? Pero apenas vi la Maverick en persona, algo cambió.
Tiene presencia, sin duda. Ni muy grande ni muy pequeña. Justo en ese punto medio que te hace pensar: “Esto sí cabe en mi garaje, y en mi vida”. Sus líneas modernas, los faros LED y ese toque robusto pero sofisticado, me engancharon.
Me tocó probar ambas versiones: la XLT 2.5 FHEV 4×2 y la Lariat 2.5 FHEV 4×4 en el Lanzamiento. Y desde ya te digo: hay diferencias, pero ninguna decepciona.
Híbrida, sí… pero con carácter
Uno pensaría que al ser híbrida, la Ford Maverick tendría un comportamiento limitado. Nada más lejos de la realidad. El motor 2.5L híbrido, que combina gasolina y electricidad, entrega 191 caballos de potencia y 259 Nm de torque. ¿El resultado? Una aceleración progresiva, silenciosa al principio, pero con fuerza suficiente para superar camiones en carretera o trepar por una pendiente sin titubeos.
Lo mejor es cómo se adapta. Gracias a su transmisión eCVT, no hay tirones ni cambios bruscos. Y ese sistema de frenado regenerativo, que recarga la batería al frenar, es una maravilla: más eficiente, más ecológico y sin que tengas que hacer nada.
Probé todos los modos de manejo: normal, ECO, deportivo, remolque y resbaladizo. En ciudad me encantó el ECO. En carretera, el modo deportivo le da un toque más picante a la conducción.

La XLT vs. la Lariat: ¿cuál elegir?
La XLT es ideal si tu uso será más urbano. Tiene tracción delantera, suspensión Twist Beam (cómoda y eficiente) y un enfoque más funcional. No le falta nada esencial: luces LED, vidrios polarizados, caja con sistema Flexbed, rines de 17” y una apariencia moderna que se roba las miradas.
Pero si vas más allá —viajes, caminos destapados, aventuras— la Lariat 4×4 es un salto lógico. Con su suspensión SLA y tracción en las cuatro ruedas, te da ese control extra que muchos buscamos fuera del asfalto. Además, tiene rines de 19”, faros Full LED y detalles de diseño que la hacen ver premium.
Ah, y los espejos calefaccionados y el sunroof son detalles que uno no valora… hasta que los tiene.
Interior: donde te das cuenta que esto no es una pick-up cualquiera
Uno pensaría que una pick-up compacta tendría un interior austero. Pero la Maverick me cerró la boca. Desde el primer momento, te sentís cómodo. Volante multifunción, freno de mano eléctrico, materiales resistentes pero con buen acabado. No escatimaron.
La XLT tiene tapicería en tela gris y azul, aire acondicionado manual y asientos ajustables manualmente. Todo funcional y bien pensado. Pero la Lariat… bueno, ahí ya entramos a otro nivel: tapizado en cuero ecológico, aire acondicionado bi-zona, volante forrado en cuero, asiento del conductor eléctrico de 8 posiciones y hasta iluminación ambiental.
Uno realmente se siente en un SUV más que en una camioneta de trabajo. Ese fue, para mí, uno de los mayores aciertos.
Tecnología: Ford sabe cómo hacerlo
La conectividad está bien resuelta. Ambas versiones tienen el sistema SYNC 4 con pantalla táctil de 13.2 pulgadas, compatible con Apple CarPlay y Android Auto inalámbrico. No más cables ni adaptadores incómodos.
La Lariat, como era de esperarse, añade más: audio Bang & Olufsen de 8 parlantes + subwoofer, cargador inalámbrico, GPS integrado y sensores delanteros. La diferencia se nota en la calidad del sonido y en esos pequeños lujos que elevan la experiencia.
Me gustó mucho el sistema Keyless y la posibilidad de encender el motor de forma remota. Ideal para calentar el carro antes de salir en las mañanas frías de Bogotá.

¿Y la seguridad? Sorpresa positiva
Ford no escatimó aquí. Ambas versiones vienen con Ford Co-Pilot 360, que incluye asistente de frenado autónomo, detección de peatones, mantenimiento de carril, punto ciego, tráfico cruzado… En resumen: está equipada como un vehículo de alta gama.
La Lariat va más allá, con cámara 360°, control crucero adaptativo, asistente de remolque y frenado en reversa. Todo pensado para darte confianza, ya sea en un parqueadero estrecho o en una curva complicada de carretera.
Siete airbags, frenos ABS + EBD + EBA, control de estabilidad y tracción, sistema ISOFIX… todo lo necesario para que no solo te sientas seguro, sino que realmente lo estés.

¿Y cómo se comporta en el uso diario?
Durante la semana que la manejé, enfrenté de todo: tráfico en la ciudad, subidas a la Calera, lluvia fuerte, caminos de tierra. Y en todos esos escenarios, la Maverick respondió con altura.
La posición de manejo elevada te da buena visibilidad, el tamaño es ideal para parqueaderos, y el consumo… ¡impresionante! Logré más de 20 km/litro en modo ECO y sin esfuerzo. Literalmente, llené el tanque el lunes y seguía sin necesitar gasolina el viernes.
Además, la caja Flexbed me salvó más de una vez: llevé herramientas, una bicicleta, hasta unas plantas embarradas sin problema. Es realmente versátil.
¿Es para todos? Depende de lo que busques
La Ford Maverick híbrida no pretende reemplazar a una F-150. Pero tampoco lo necesita. Es perfecta para quien quiere un vehículo versátil, económico, con estilo, pero que también pueda con el trabajo pesado ocasional.
Si sos de ciudad, con espíritu aventurero y con ganas de tener algo diferente, esta camioneta es para ti.

Conclusión: ¿vale la pena?
Definitivamente sí. La Ford Maverick híbrida llega a Colombia con una propuesta única. No hay otro vehículo igual en el mercado que ofrezca lo que esta camioneta da por el precio: diseño, eficiencia, tecnología, seguridad y utilidad.
Ya está disponible en todos los concesionarios del país. Y si tenés dudas, mi recomendación es que vayas y la pruebes. Porque una cosa es leer sobre ella, y otra muy distinta es sentarte al volante y sentir cómo cambia tu percepción desde el primer giro de la llave… o más bien, desde el primer botón.