¿Está Maserati al borde de una venta histórica o simplemente en medio de una transformación radical? La respuesta no es tan simple, pero lo que sí es cierto es que Stellantis está jugando una partida estratégica en la que Maserati podría ser clave o quedar fuera del tablero.
En los últimos meses, la incertidumbre sobre el futuro de Maserati ha escalado de forma notable. A pesar de las declaraciones oficiales de Stellantis negando su venta, lo cierto es que la marca italiana de lujo enfrenta una tormenta de proporciones preocupantes. Con ventas en caída libre, pérdidas operativas millonarias y una gama de productos sin renovación a corto plazo, el icónico tridente se encuentra en el centro de todas las miradas.
¿Está realmente en venta Maserati?
Stellantis ha negado de forma tajante que Maserati esté en venta. Sin embargo, los hechos narran una historia diferente: las cifras no mienten, los analistas están preocupados y la propia compañía ha encargado estudios estratégicos para replantear el futuro de la marca. Esto no ocurre cuando todo va bien.
Durante 2024, Maserati apenas logró vender 11.300 vehículos en todo el mundo, lo que representa una caída superior al 50% en comparación con 2023. Y lo que es peor: la firma cerró el ejercicio con pérdidas operativas por más de 260 millones de euros. Estos resultados no solo encendieron las alarmas internas, sino que también motivaron a Stellantis a tomar cartas en el asunto.
La dirección del grupo decidió recurrir a la consultora McKinsey, especializada en reestructuraciones corporativas, para analizar la viabilidad tanto de Maserati como de Alfa Romeo. ¿Qué opciones están sobre la mesa? Venta, reestructuración, sinergias o un nuevo plan de negocios.
El papel de McKinsey: ¿una venta encubierta?
Aunque Stellantis insiste en que no hay un proceso de venta en marcha, la simple intervención de McKinsey en este tipo de contextos siempre pone sobre la mesa escenarios que incluyen la desinversión. Lo curioso es que la consultora no ha emitido declaraciones públicas sobre sus recomendaciones, lo cual deja espacio para la especulación.
Es en este contexto donde muchos analistas del sector se preguntan si Stellantis está preparando el terreno para una eventual venta si la situación no mejora. De hecho, la llegada de un nuevo CEO, Antonio Filosa, coincide con la revisión de marcas menos rentables, lo que sugiere que se avecinan cambios profundos.
El nuevo liderazgo y la presión del mercado
Antonio Filosa no llega a Stellantis con una agenda vacía. Junto a Santo Ficili, encargado de Maserati y Alfa Romeo, tiene la tarea urgente de presentar un nuevo plan estratégico para salvar la marca de lujo. Hasta ahora, no hay nuevos modelos en el horizonte inmediato y el anterior plan de crecimiento ha sido puesto en pausa.
En paralelo, se barajan distintas alternativas. Algunas voces internas apuntan a que vender Maserati podría ayudar a optimizar recursos y enfocar las inversiones en otras marcas con mayor proyección de crecimiento. Sin embargo, otros consideran que desprenderse de la única marca de verdadero lujo del grupo sería un error estratégico y reputacional difícil de revertir.
¿Por qué Maserati no despega?
Maserati no solo enfrenta un contexto global complejo —con la irrupción de los fabricantes chinos y los nuevos aranceles en Estados Unidos—, sino que además arrastra una serie de decisiones fallidas. Su gama de modelos no se ha renovado al ritmo de la competencia, y la falta de lanzamientos ha impactado duramente en sus cifras.
Además, los cambios tecnológicos y el giro hacia la electrificación han tomado por sorpresa a la marca, que no ha sabido capitalizar esa transformación como otros competidores. Mientras Porsche, BMW o Audi aceleran hacia un futuro eléctrico, Maserati apenas ha dado los primeros pasos.
Sinergias con Alfa Romeo: ¿una tabla de salvación?
Uno de los caminos más sólidos que se está explorando es la colaboración estrecha con Alfa Romeo. Ambas marcas comparten raíces italianas, historia deportiva y un posicionamiento similar, aunque Alfa se mueve más en el terreno premium y Maserati apunta al lujo.
Según fuentes internas, compartir plataformas, componentes y equipos de desarrollo permitiría reducir significativamente los costos y acelerar la creación de nuevos productos. Esta táctica ya se ha implementado parcialmente en proyectos anteriores, pero ahora se pretende formalizar como una estrategia de fondo.
Esto no solo aligera la carga financiera, sino que también da tiempo a Maserati para reorganizar su identidad sin perder relevancia.
¿Qué espera el mercado?
Los inversores y analistas no han pasado por alto los problemas de Maserati. La presión del mercado es creciente, y muchas voces consideran que Stellantis debería centrarse en las marcas con mayor rentabilidad. No obstante, abandonar Maserati también implicaría perder presencia en un segmento de alto valor simbólico y emocional.
Y no es poca cosa. Las marcas de lujo representan la cima del prestigio automotriz, generan márgenes mucho mayores y consolidan la imagen del grupo. Una Maserati bien gestionada podría ser, en lugar de un problema, una joya de la corona.
Lo que viene: un plan estratégico clave
El futuro de Maserati está en pausa hasta que Stellantis presente su nuevo plan estratégico global, algo que se espera en las próximas semanas. Este documento será decisivo para definir si la marca seguirá dentro del grupo y bajo qué condiciones.
Entre las opciones que se barajan están:
- Mayor integración con Alfa Romeo
- Enfoque en electrificación y sostenibilidad
- Reestructuración interna del equipo y gama de productos
- Posible reducción de producción o relocalización de fábricas
El anuncio marcará un antes y un después para Maserati, y el mundo del motor estará atento.
¿Una oportunidad disfrazada de crisis?
Si bien la situación de Maserati es compleja, también podría ser una oportunidad para renacer. Otras marcas, como Volvo o Jaguar, han pasado por crisis similares y han logrado reinventarse. La clave está en apostar por la innovación sin perder la esencia que define a la marca.
Para ello, Maserati necesita algo más que recortes o alianzas: requiere visión, inversión y una narrativa sólida que reconecte con su legado deportivo y de lujo. Si Stellantis lo entiende a tiempo, puede darle la vuelta a la situación. Si no, el tridente corre el riesgo de oxidarse en el olvido.
