¿Te imaginas recorrer más de 1.200 kilómetros sin detenerte a recargar tu vehículo eléctrico? Xiaomi, el gigante chino de la tecnología, no solo quiere conquistar el mundo con smartphones o dispositivos inteligentes. También está decidido a transformar la industria automotriz con su nueva apuesta: baterías sólidas capaces de cambiar las reglas del juego. ¿Estamos frente al inicio de una nueva era eléctrica?
Lo cierto es que Xiaomi no ha llegado al mercado automotor para ser uno más. Su primer modelo, el SU7, ya ha conquistado a miles de consumidores chinos. Pero su ambición va mucho más allá. Su última jugada es tan audaz como prometedora: desarrollar sus propias baterías de electrolito sólido, una tecnología que durante años ha sido la gran promesa —y deuda— de la movilidad eléctrica.
Xiaomi: del software al asfalto, y ahora a las baterías
Aunque Xiaomi apenas cumple su primer aniversario como fabricante de vehículos, su desempeño ha sido sobresaliente. Lejos de limitarse a ensamblar piezas de terceros, la compañía ha invertido en desarrollar motores eléctricos propios, y ahora pone el foco en el corazón del vehículo eléctrico: las baterías.
¿Por qué esto es tan importante? Porque, hasta ahora, Xiaomi dependía de proveedores externos como CATL. Y aunque no es el único fabricante que lo hace, este tipo de dependencia limita los márgenes de innovación, escalabilidad y control de costos. Por eso, su nueva patente sobre baterías de estado sólido representa una declaración de intenciones: quieren dominar toda la cadena de valor del vehículo eléctrico.

¿Qué son las baterías de electrolito sólido y por qué importan tanto?
Las baterías de electrolito sólido utilizan un material sólido en lugar de líquido para transportar los iones de litio. Esto no solo reduce el riesgo de fugas o incendios, sino que también permite:
- Mayor densidad energética
- Mejor estabilidad térmica
- Carga más rápida y eficiente
- Mayor vida útil
En otras palabras, lo que muchos fabricantes llevan años prometiendo… pero pocos han logrado materializar.
Tecnología puntera: diseño CTB y compatibilidad con líneas actuales
Lo que hace especialmente interesante la propuesta de Xiaomi es su enfoque práctico. Según la patente publicada recientemente, estas baterías utilizan una arquitectura con electrodos en capas y un diseño CTB (Cell-to-Body). Esto permite integrar directamente las celdas en el chasis del vehículo, aprovechando el 77,8% del espacio disponible, con una altura del pack de apenas 12 cm.
Además, y esto es clave, su diseño es compatible con las líneas de producción actuales. En la práctica, esto podría acelerar su industrialización sin necesidad de rediseñar desde cero las fábricas.
1.200 kilómetros de autonomía y carga ultrarrápida
Según Xiaomi, su prototipo de batería sólida no es simplemente una idea sobre papel. Las pruebas realizadas apuntan a una autonomía real superior a los 1.200 kilómetros bajo el ciclo CLTC (China Light-Duty Vehicle Test Cycle). Este dato, aunque depende de múltiples factores como el clima o la conducción, supera ampliamente la media actual de los vehículos eléctricos más avanzados.
¿Y la carga? Aquí viene lo verdaderamente impactante: hasta 800 kilómetros en solo 10 minutos. Un tiempo de recarga tan corto que haría innecesarias muchas paradas en carretera. La ansiedad por la autonomía, uno de los mayores miedos del comprador promedio, podría pasar a la historia.
El Xiaomi SU7: un debut explosivo
Mientras los ojos están puestos en el futuro de sus baterías, el presente no se queda atrás. El Xiaomi SU7, su primer sedán eléctrico, ha sido un auténtico fenómeno en China. Con un diseño aerodinámico, prestaciones competitivas y un precio muy ajustado, ha conseguido miles de reservas desde su lanzamiento.
Y como si eso no fuera suficiente, el mes próximo llegará al mercado el nuevo Xiaomi YU7, con el que la compañía busca ampliar su gama. Todo indica que la marca quiere convertirse en uno de los referentes del sector, tanto a nivel tecnológico como comercial.
¿Cuándo veremos estas baterías en producción masiva?
Pese al entusiasmo generado, aún hay que mantener los pies en la tierra. Xiaomi está en una fase avanzada de desarrollo, pero la producción masiva de baterías de electrolito sólido todavía enfrenta retos técnicos y logísticos. La mayoría de los expertos apuntan al final de esta década como el punto de inflexión real para su adopción generalizada.
No es casualidad que Toyota, Honda o Nissan también apunten a 2027-2028 para sus primeros lanzamientos comerciales. Incluso BYD, la gigante china de baterías, prevé integrar estas tecnologías de forma limitada en 2027, pero no a gran escala hasta después de 2030.
¿Por qué esta tecnología puede cambiarlo todo?
Porque una batería con el doble de capacidad, que carga en una fracción del tiempo y es más segura, no solo mejora la experiencia del conductor, sino que redefine el modelo de negocio de los fabricantes. Las estaciones de recarga rápida cambiarían radicalmente. El transporte de mercancías eléctricas se volvería viable a gran escala. Y los costes, con el tiempo, podrían reducirse drásticamente.
En resumen, no es solo una evolución: es una revolución.

¿Qué tiene Xiaomi que los demás no?
A diferencia de los fabricantes tradicionales, Xiaomi juega con una ventaja única: su mentalidad de empresa tecnológica. Está acostumbrada a iterar rápido, adoptar nuevas soluciones y crear ecosistemas donde el hardware y el software se integran perfectamente.
Eso le permite no solo fabricar vehículos eléctricos, sino también diseñar toda la experiencia digital del usuario. Algo que otros fabricantes apenas están comenzando a explorar.
Una carrera que apenas comienza
La carrera por la supremacía en el sector del vehículo eléctrico está lejos de definirse. Pero si algo queda claro es que Xiaomi ha llegado con propuestas innovadoras y una visión ambiciosa. Si logra cumplir con las promesas de sus nuevas baterías sólidas, podríamos estar ante uno de los actores clave del futuro automotriz.
Y si algo nos ha enseñado la historia de esta marca, es que cuando se propone algo, rara vez falla.