¿Y si el futuro no fuera tan eléctrico como nos dijeron? Porsche, que hasta hace poco se presentaba como uno de los abanderados de la movilidad cero emisiones, acaba de tomar una decisión que pocos esperaban: tras la tibia acogida del Macan eléctrico en algunos mercados, la firma alemana volverá a fabricar un SUV con motor de combustión. No se llamará Macan, pero heredará parte de su ADN. Y lo mejor —o lo peor, según a quién le preguntes— es que ya está en camino.
En las siguientes líneas vamos a desentrañar por qué este giro estratégico no solo tiene sentido, sino que podría marcar el rumbo de otras marcas que también habían apostado por una transición acelerada hacia lo eléctrico.

El adiós prematuro del Macan de combustión en Europa
En 2024, Porsche retiró del mercado europeo su Macan térmico. Muchos creyeron que la razón era el endurecimiento de impuestos ecológicos o las restricciones urbanas. Sin embargo, el motivo real fue la entrada en vigor de la normativa WP.29, que exige a todos los nuevos vehículos sistemas avanzados de ciberseguridad.
Actualizar un modelo veterano como el Macan para cumplir con esa normativa hubiera significado una inversión muy elevada. Y, con el ciclo de vida del modelo cerca de su fin, la marca optó por dejarlo ir. A partir de abril de 2024, su venta quedó prohibida en la Unión Europea, aunque siguió disponible en otros mercados hasta mediados de 2025.
El Macan eléctrico: éxito parcial, pero con límites claros
La segunda generación del Macan, completamente eléctrica y basada en la plataforma PPE del Grupo Volkswagen, llegó con un diseño más limpio, más tecnología y potencias que superaban los 600 caballos. En países como Francia y Alemania, se convirtió en el modelo más vendido de la marca.
Sin embargo, fuera de Europa el panorama era diferente. En mercados como América Latina o Asia, donde la infraestructura de carga es limitada y la transición energética avanza más lentamente, el motor de gasolina seguía siendo la opción preferida. En el primer semestre de 2025, más del 40 % de las ventas globales del Macan todavía correspondían a versiones de combustión.
El regreso de un SUV térmico: estrategia y oportunidad
Frente a esta realidad, Porsche ha decidido desarrollar un nuevo SUV de tamaño medio con motor de combustión, previsto para 2028. No será una evolución del Macan, sino un modelo completamente nuevo sobre la plataforma PPC, que compartirá con el futuro Audi Q5.
Esta base permitirá ofrecer tanto versiones gasolina como híbridas enchufables (PHEV) con más de 80 km de autonomía eléctrica. Además, cumplirá con la normativa Euro 7 y estará preparado para integrar los sistemas de asistencia y conectividad exigidos a partir de 2026.
Diseño y prestaciones: lo que podemos esperar
Aunque Porsche no ha revelado cifras exactas, se espera que este SUV mantenga las proporciones deportivas del Macan, con una puesta a punto de chasis pensada para el disfrute al volante.
Habrá motores turboalimentados con hibridación ligera (MHEV) y versiones híbridas enchufables de alto rendimiento. Suspensiones adaptativas, tracción integral y un habitáculo digitalizado serán parte de la propuesta.
En cuanto al diseño, la marca apostará por un frontal más afilado, faros estrechos y líneas limpias, sin perder el carácter musculoso que distingue a sus SUV.

¿Por qué Porsche vuelve a la gasolina si apuesta por la electrificación?
Porque la electrificación no avanza al mismo ritmo en todo el mundo. En mercados clave, como China y Estados Unidos, las ventas de eléctricos se han ralentizado. En otros, como varios países de Latinoamérica, la infraestructura de carga sigue siendo insuficiente. Y hay un sector del público que, sencillamente, no quiere renunciar al sonido y la respuesta de un motor térmico.
Esta decisión no es una renuncia, sino una estrategia pragmática: Porsche sigue planeando que el 80 % de sus ventas en 2030 sean de modelos eléctricos, pero reconoce que necesita una oferta diversificada para no perder clientes durante el proceso.
El reto de evitar la canibalización
Uno de los principales desafíos será diferenciar este nuevo SUV del Macan eléctrico. La solución pasa por darle un nombre distinto, un diseño claramente diferenciado y un posicionamiento de precio que evite competir directamente con el modelo EV.
También deberá optimizar la eficiencia y reducir emisiones para cumplir con normativas y poder circular en zonas de bajas emisiones. El objetivo: mantener la relevancia de un SUV a gasolina en un entorno cada vez más regulado.

Un movimiento que no es único
Porsche no está sola en este viraje. Marcas como Ferrari, Lamborghini, BMW o Toyota siguen invirtiendo en motores térmicos e híbridos. La razón es sencilla: aún queda al menos una década en la que estas tecnologías tendrán protagonismo.
En este sentido, el nuevo SUV de Porsche servirá como termómetro para medir la aceptación del mercado hacia una estrategia mixta, en la que la movilidad eléctrica conviva con las mecánicas tradicionales.