¿Alguna vez te has sentido tan emocionado que has querido gritar a todo pulmón y correr por toda la ciudad? Bueno, quizás John G. Hargreaves llevó esto a un nuevo nivel. ¡Prepárate! Lo que te voy a contar es digno de una película de comedia, aunque, claro, hay que recordar que conducir con precaución es fundamental. ¡Vamos allá!
Cuando Nueva Jersey se convierte en un set de película
Estamos en Independence Township, Nueva Jersey, una ciudad que jamás pensó ser el escenario de uno de los incidentes más insólitos. John G. Hargreaves, un hombre de 34 años, decidió que sería una buena idea, primero, atravesar el garaje de una casa. Y pensarás: “Bueno, puede ser un accidente”. Pero no, amigo lector. El propietario de esta casa resultó ser conocido por nuestro protagonista. ¿Coincidencia? Probablemente no. Pfeifer sugiere que el acto fue en un intento de asustar o, quién sabe, simplemente llamar la atención.
Pero John no se detuvo ahí. Con el estéreo de su todoterreno Toyota dorado sonando a todo volumen “Welcome to the Jungle”, este audaz conductor decidió que el siguiente edificio en su lista sería nada más y nada menos que… ¡el Departamento de Policía de Independence Township! Imagínate la cara de los policías cuando vieron un vehículo entrando a su estación, y a John, saliendo como si estuviera en medio de un concierto de rock.
La “Celebración” de John
En una escena que parece salida de una comedia, John emerge de su vehículo, posiblemente esperando aplausos o, al menos, un par de risas. Pero no, lo que obtuvo fueron oficiales corriendo hacia él. Afortunadamente, todo quedó en un episodio extraño, sin heridos, aunque con muchos rasguños en el vehículo y, por supuesto, en el ego de nuestro audaz conductor.
Ahora, si crees que este es el final de nuestro relato, estás equivocado. La situación para John se complica, y no hablamos solo de multas o reprimendas. Estamos hablando de cargos bastante serios que incluyen acoso, robo, agresión agravada, y hasta terrorismo en primer grado. Sí, todo eso por decidir hacer una entrada triunfal al departamento de policía y al garaje de un conocido.
Conclusión
La moraleja de nuestra historia es sencilla: Si estás emocionado y quieres cantar “Welcome to the Jungle”, hazlo, pero en un kara